¿Qué es un benchmark y para qué sirve?
¿Qué es un benchmark?
Un benchmark es un programa que que exprime los recursos del dispositivo donde se esté ejecutando. Solemos hablar de benchmarks en ordenadores, tanto de sobremesa como portátiles, aunque también se hacen a menudo en smartphones. Benchmarks hay muchos, de distintas empresas y destinados a exprimir distintos componentes del ordenador, o bien todos ellos al unísono. Estos programas suelen ser usados por profesionales del hardware para medir rendimiento, temperatura y consumo de los componentes que se estresan. De esta manera, decimos que pasamos un benchmark cuando ejecutamos un programa diseñado para poner al máximo rendimiento diversos componentes del ordenador.
Los benchmarks más extendidos suelen incorporar numerosas versiones de los mismos en los que se ejecuta una secuencia determinada. Por ejemplo, en un benchmark de tarjetas gráficas se procesa a tiempo real una demo visualmente exigente y se evalúa por FPS, en un benchmark de CPU se ejecuta un cálculo y se evalúa por el tiempo empleado… De igual manera también existen benchmarks de memorias RAM, de fuentes de alimentación, de autonomía de portátiles… Aquí mismo en Geeknetic realizamos una batería de distintos benchmarks para analizar portátiles desde diferentes puntos de vista.
Estos programas suelen tener versiones gratuitas para todos los usuarios, mientras que si necesitamos desbloquear opciones más exigentes y personalizadas deberemos pagar por ellos. Algunos ejemplos de benchmarks más utilizados a día de hoy son Cinebench (para CPU), SuperPI (CPU+RAM), 3DMark (Para CPU+GPU), Furmark (para GPU), CrystalDiskMark (para discos duros, tanto HDDs como SSDs), PCMark (para autonomía) o Userbenchmark (para todo), aunque hay bastantes más de los aquí mencionados.
¿Para qué sirve un benchmark?
Un benchmark sirve para comprobar el rendimiento de un dispositivo, al mismo tiempo que evalúa su estabilidad. Dado que hay benchmarks que realizan numerosas tareas de manera secuenciada pero continuada, como si de una batería de pruebas se tratara, estos programas suelen requerir de un tiempo de ejecución alto en algunos casos. Al exprimir cada componente y exigir lo máximo que dé, todos los componentes se calentarán, por lo que durante un benchmark debemos tener el ordenador en condiciones bien refrigeradas para que no haya problemas de este tipo.
Como decíamos, un benchmark también evalúa la estabilidad del sistema, ya que al exprimir sus componentes está comprobando si todos ellos funcionan perfectamente cuando están en condiciones extremas de exigencias. Así, en buena parte, se asegura que un ordenador recién montado vaya a funcionar por largos años en el mundo del gaming, por ejemplo.
Otra utilidad de los benchmarks es la de realizar rankings de rendimiento. Nada tiene que ver con la anterior, ya que en este caso lo que se busca es el rendimiento máximo en algún benchmark y en alguna de sus versiones concretamente. Estos rankings suelen ser usados por todo tipo de fabricantes de componentes de ordenador para “desprestigiar” a sus rivales, mostrando el rendimiento de sus componentes por encima del resto en un determinado escenario.
Muchas veces, en el mundo del hardware vemos cómo llegan filtraciones de componentes que no existen todavía pero que se espera que existan en un tiempo. Estas filtraciones llegan, a menudo, a través de bases de datos de numerosos benchmarks por los que han pasado componentes que todavía no están a la venta, pero que quedan guardados a modo de “log” en una base de datos del benchmark.
Desde luego, los benchmarks son los programas que más referencias tienen en el mundo del overclock, ya que es fácilmente comparable el aumento de rendimiento de una pieza de hardware debido al overclock realizado, habiendo para ello pasado un mismo benchmark antes y después del overclock en condiciones semejantes en cuanto a temperaturas (para evitar el posible throttling).