La sorprendente historia del nacimiento en las sombras del procesador que derrotó a Intel: El AMD Threadripper
Esta no es una historia de enormes recursos y presupuestos para desarrollar un producto glorioso, esta es la historia de un grupo de entusiastas de las CPUs formado por ingenieros de semiconductores y gente de marketing de AMD que se embaucaron en una aventura personal a escondidas que desembocaría en lo que hoy conocemos como AMD Threadripper.
Todo empezó en 2014. En ese momento AMD pasaba por serios problemas, las últimas plataformas de CPUs se encontraban a años luz de Intel en rendimiento y las ventas no acababan de cuajar. Lo mismo pasaba con las APUs, que fue la gran apuesta de AMD durante años y en la que Intel también fue y sigue siendo un duro rival.
De cara al público la compañía estaba centrada en lo que más éxito le había dado en los últimos años, las GPUs con su arquitectura Hawaii Islands (Serie RX 200), y en la arquitectura Jaguar que pasaría a dar vida a las consolas más importantes del mercado, incluyendo la PS4 de Sony y la XBOX One de Microsoft.
Mientras tanto a nivel interno el groso de los arquitectos de CPUs de AMD trabajaba en la que sería su próxima plataforma, la que devolvería a la marca verde de procesadores la gloria que tuvo antaño con los Athlon. Estamos hablando de la arquitectura ZEN.
El plan inicial con la arquitectura Zen
En 2014 AMD ya era consciente de lo que tenía entre manos con la arquitectura Zen. Habían hecho un magnífico trabajo de ingeniería construyendo la arquitectura y a ello le debían sumar el proceso de 14nm que su socio de fabricación GlobalFoundries ya era capaz de fabricar. Todo ello les proporcionaba un gran salto que le otorgaría más de un 40% de rendimiento por núcleo sobre su arquitectura anterior.
Este salto de rendimiento les permitiría acercarse a Intel por fin y tener un producto competitivo a un precio razonable como para ganar cuota de mercado, obtener buenos ingresos. La luz al final del túnel que les permitiría salir del mal trago por el que llevaban años pasando.
En 2015 el roadmap y las especificaciones de producto estaban en el aire en todo momento, no obstante, el plan de negocio giraba en torno a estos productos:
- Los procesadores domésticos Ryzen 3, 5, 7 de 4, 6 y hasta 8 núcleos.
- Los procesadores de servidor EPYC de 8, 16, 24 y 32 núcleos.
Cuando eres un entusiasta de la tecnología y de los procesadores y aterrizas en un fabricante como AMD, en ocasiones, no siempre, tienes la suerte de tener influencia en decisiones que pueden acabar en algo grande e importante, tanto para los entusiastas como él, como para la compañía y por supuesto para el consumidor. Es el caso de James Prior con Threadripper:
James, como otros tantos apasionados de la tecnología, aterrizó como redactor técnico en un sitio web sobre tecnología llamado Rage3D.com hasta que fue fichado por AMD en 2013, como otros tantos periodistas de revistas técnicas sobre tecnología, para formar parte del equipo de AMD.
James Prior empezó en el departamento de comunicación, ocupándose de las relaciones con la prensa y dos años después, a comienzos de 2015, ascendió a Product Manager (jefe de producto).
Ya en 2015, según les llegaba los primeros fragmentos de información sobre el rendimiento proyectado de la arquitectura Zen, James Prior y otros tantos se dieron cuenta de que entre Ryzen y EPYC existía un salto muy grande, no solo en el número de núcleos sino también en el número de líneas PCI Express y ancho de banda de la memoria.
Para un entusiasta como James, faltaba un buque insignia que acercara las características de los procesadores de servidor EPYC al entorno doméstico y profesional, sin embargo, el plan de negocio de AMD no lo contemplaba. Fue en ese momento en que James y un grupo de empleados de AMD formado por ingenieros, personal de marketing, de ventas y demás se pusieron a indagar sobre la posibilidad de un producto así.
Al tiempo que la compañía se volcaba en el desarrollo de sus otros productos basados en Zen, el desarrollo de Threadripper continuó en las sombras con muchas llamadas, mensajes de Skype fuera del trabajo y muchas noches en vela observando los progresos realizados en Ryzen y EPYC y estudiando cuales podían ser usados para Threadripper.
Una de las claves la dio el AMD Infinity Fabric. Esta tecnología, sucesora del famoso Hypertransport, es la responsable de conectar cada “die” del procesador, conectarlos a las líneas PCIe y también a la memoria. En el caso de EPYC también es responsable de conectar los sockets de distintos procesadores.
Este grupo de intrépidos entusiastas que trabajaban en AMD se dio cuenta de que podían usar la tecnología Infinity Fabric, en ese momento aún en desarrollo, para unir dos procesadores Ryzen en uno. De esta forma el desarrollo del producto mucho menos complejo y podían permitirse sacar un producto muy superior a Ryzen en relativamente poco tiempo.
James Prior y el resto de personas de AMD involucradas, siguieron trabajando en Threadripper en las sombras, fuera del plan de negocio oficial que seguía AMD. De hecho, al ser algo al margen del roadmap de AMD que este grupo de entusiastas desarrollaba en su tiempo libre, pocas eran las personas en AMD que lo sabían.
Para sorpresa de muchos, Jim Anderson, que dejó Intel para unirse a AMD como Director General y Vicepresidente del negocio de Computación y Gráficos, resultó ser también un entusiasta de las CPUs. Que una persona con el poder de decisión en AMD como Jim Anderson resultara ser también un entusiasta de las CPUs fue clave para Threadripper.
En junio de 2016 de camino hacia la feria Computex, Jim compartió un taxi con Travis Kirsch, Director de Gestión de Productos y jefe de James Prior y de buena parte del equipo que había desarrollado en las sombras el proyecto Threadripper. Travis Kirsch habló a Jim del proyecto por primera vez en aquel momento y a éste le encantó.
Poco después el equipo que estuvo trabajando en Threadripper en las sombras hasta ese momento presentó el proyecto con todo detalle a Jim. Se quedó sorprendido y entusiasmado por lo que podían conseguir con él y por el hecho de que realmente podían crearlo, lanzarlo y llevarlo a cabo sin suponer un perjuicio para el desarrollo de Ryzen ni de EPYC. Su entusiasmo fue tal que no solo lo introdujo en el plan de negocio de la compañía, sino que además decidió acortar en un año el tiempo estimado para su lanzamiento para que sacar a la luz estos procesadores durante el verano de 2017.
Y así fue; el 29 de julio de 2017, fui convocado por AMD para asistir al evento de lanzamiento de Threadripper en Los Ángeles para ver con mis propios ojos, y en ese momento aún bajo contrato de confidencialidad, como AMD conseguía disponer por fin de un producto que se posicionaba por encima del mejor procesador de Intel en rendimiento y encima a un precio más competitivo.
Curiosamente hace unos meses yo mismo publiqué un artículo explicando por qué las ventas de AMD Ryzen no despegaban pese a que la mayoría de la prensa lo pusiéramos tan bien y pese a ofrecer un buen rendimiento por el precio que costaba. En el mismo artículo llego a la conclusión de que AMD necesitaba un buque insignia mejor que superara a lo mejor de Intel para volver a ganarse la confianza del mercado y tener un mejor branding e impacto en ventas.
Dicho y hecho, AMD lanza el Threadripper en agosto y unas pocas semanas después hemos conocido en este artículo que en una de las tiendas online de informática más importantes de Alemania AMD ya ha superado a Intel en ventas.
¿Hubiera sido esto posible sin el esfuerzo, fuera de sus horas de trabajo, de entusiastas como James Prior? No es fácil responder a la pregunta. Quiero pensar que la dirección de AMD se hubiera dado cuenta en algún momento de la necesidad de algo como Threadripper. No obstante, yo creo que no hubieran llegado a tiempo de destronar a Intel de no ser porque un grupo de entusiastas, incluyendo a James Prior, hicieran aquel sobre esfuerzo y de no ser porque otro entusiasta como Jim Anderson era quien estaba al frente para tomar la decisión tan importante de introducirlo en el plan oficial de AMD, llevarlo a cabo lo que quedaba por hacer para su desarrollo en introducirlo en el mercado en el momento oportuno.