¿Cómo afectará la presidencia de TRUMP a la industria tecnológica a nivel mundial?
Recientemente han finalizado las elecciones en Estados Unidos, os preguntaréis ¿Pero esto que tiene que ver con la informática? Pues mucho más de lo que pensamos. Hace ya varios años, unos 6, Donal Trump inició una polémica acción al restringir el uso de tecnología avanzada a empresas chinas. Con su salida de la presidencia de Estados Unidos la cosa no ha ido a mejor, aunque parece que tampoco a mucho peor. Pero ¿Cómo afectará a la informática la llegada de Donald Trump a la presidencia?
Pues parece que afectará más de lo que parece, ya que Donald Trump quiere fomentar la fabricación local en Estados Unidos de semiconductores y productos de informática. Para esto se ha lanzado la ley CHIPS que muchos fabricantes quieren aprovechar. Estas ayudas estarán dirigidas a aquellos fabricantes que decidan ampliar o crear nuevas instalaciones en terreno local. Las ayudas están destinadas a empresas locales, como Intel, y a otros fabricantes de diferentes regiones del mundo (TSMC, por ejemplo) que abran o amplíen fábricas de semiconductores en Estados Unidos.
Pero Donald Trump no está de acuerdo con todas las gestiones de la anterior presidencia, y ahora que está al cargo puede mover y quitar a su gusto. Por ejemplo, la famosa Ley Chips no es de su agrado y puede que surjan cambios. Tampoco está de acuerdo, de una forma mucho más agresiva, con compartir su información y tecnología con China, que parece haberlo declarado su eterno rival (tecnológicamente hablando). Pero veamos algunas cuestiones más, además de esta, de cómo esto puede afectar a la industria de los semiconductores.
Estados Unidos puso en marcha la Ley Chips (o Chips Act) con la anterior candidatura, para ofrecer ayudas a los fabricantes de semiconductores que quieran seguir expandiendo su negocio en Estados Unidos. Una Ley que proviene de la administración Biden y que consiste en un paquete de ayudas que ofrecerá 52.000 millones de dólares a las empresas, que ayudarán a abaratar los costes de construcción, suelo y demás.
De estas ayudas se beneficiará, como no, Intel, que es el único fabricante local de semiconductores en Estados Unidos. Intel tiene fábricas allí, y con esta ayuda por parte del gobierno podrá modernizar su maquinaria, así como ampliar la capacidad de construcción ampliando sus instalaciones. Pat Gelsinger, director de Intel, ya ha dejado saber que esta ayuda debería estar dirigida principalmente a su empresa, ya que proviene del gobierno de Estados Unidos e Intel es una empresa estadounidense.
Pero no solo Intel recibirá ayudas de la Ley Chips, también lo harán otros fabricantes como TSMC que recibirá aproximadamente 11.600 millones de dólares de ayudas por la construcción y ampliación de su planta en Arizona. Una planta que ha conseguido demostrar que tiene un rendimiento similar o incluso superior a la de su sede central en Arizona.
Con esta propuesta, tanto para I+D como para la fabricación de semiconductores, Estados Unidos podría ganar un 28% de la producción del suministro mundial de chips, un 28% frente a ninguna con la que cuenta actualmente. Pero Trump no está muy contento con esta ayuda denominada Ley Chips, según algunos medios internacionales el actual gobierno podría desmantelar esta ayuda para encarecer más aún esta expansión por suelo estadounidense.
¿Pero qué tiene que ver todo esto con la informática? La construcción y fabricación de productos en Estados Unidos necesita una mano de obra más cara que en otros países. Esto repercutirá, como no, en el precio final del producto. Si Estados Unidos quiere que se fabriquen allí productos estos finalmente acabarán con un precio más caro que tendrá que pagar el consumidor.
Estados Unidos también ha prohibido a China la importación de tecnología avanzada proveniente de empresas estadounidenses. Una medida que ha notado en gran parte NVIDIA, cuyas GPUs han tenido que adaptarse a todo tipo de modificaciones para cumplir con las cambiantes reglas que impone el gobierno.
Las medidas han hecho que NVIDIA destine una línea exclusiva para China, una línea de productos modificada de las que vende a nivel global, a las que ha recortado las características necesarias para cumplir con estos requisitos. Pero el gobierno de Estados Unidos parece estar jugando al ratón y al gato, estas medidas han sido modificadas varias veces, obligando a NVIDIA a hacer cambios para cumplirlas.
Pero no solo NVIDIA tiene estos problemas, otros grandes fabricantes como Intel, AMD o Qualcomm tienen vetada la exportación de productos a China. Estas restricciones pasan por productos de avanzada tecnología (como sus procesadores para PCs, portátiles y móviles) impidiendo a compañías locales que puedan hacerse con estos productos para la fabricación de sus productos de tecnología como pueden ser los portátiles o los móviles.
Recientemente hemos visto como TSMC está siendo investigada por el envío de chis con tecnología avanzada a una filiar de HUAWEI. La misma suerte ha corrido GlobalFoundries que ha sido multada por incumplir el acuerdo por el que debía tener una licencia para mandar productos a empresas vetadas en el país asiático.
Con esto, los fabricantes cada vez están trasladando sus producciones fuera de China para intentar eludir este tipo de restricciones.
Pero no todo es tan sencillo, con la llegada (de nuevo) de Trump al cargo, estas restricciones pueden endurecerse aún más. Unas restricciones en favor (de nuevo) de una fabricación local en lugar de realizarse donde hasta ahora había sido lo habitual, China, debido a crispaciones políticas entre ambos países y que vuelve a afectar al sector de la informática.
En este aspecto el gobierno de Trump no parece tener problema, al menos con la mayoría. Trump es muy amigo de la red social de Elon Musk conocida ahora por X y anteriormente por Twitter. Trump también tiene su propia red social libre denominada Truth Social. El resto de las redes sociales no parece tener mayor problema con esta nueva administración, a excepción de la red social propiedad de una empresa china, TikTok.
TikTok, la red social por excelencia de vídeos, no parece agradar al nuevo gobierno de los Estados Unidos. Una red social propiedad de ByteDance que, si quiere cumplir con la nueva ley que ha puesto en marcha la administración Biden, tendrá que vender antes del 2025 para seguir utilizándose en Estados Unidos. Si no se ha vendido antes de la fecha estipulada, TikTok será prohibida en los Estados Unidos para prevenir que una empresa China pueda hacerse con los datos de millones de estadounidenses que la utilizan.
El recién incorporado presidente ha realizado promesas en cuanto a los inmigrantes ilegales que residen en su país. Promesas para deportar de forma masiva a todos aquellos que no cuenten con un permios para residir legalmente en Estados Unidos. Pero parece que también se lo pondrá difícil a los inmigrantes que cuenten con un visado temporal. Entre los inmigrantes se encuentran muchos empleados cualificados que trabajan en fábricas de electrónica, informática, semiconductores y en laboratorios de I+D. Si cuentan con un permiso de residencia o visado temporal puede que el nuevo presidente no esté muy por la labor de renovarlo.
Viendo estas palabras y promesas de Donald Trump la industria puede sufrir una escasez de talentos en puestos cualificados que actualmente cubren inmigrantes, y que actualmente tienen un permiso de trabajo temporal. Los permisos no suelen ser muy longevos y seguramente a muchos les toque renovar con esta nueva candidatura, un trámite que tendrán que sufrir y superar si quieren seguir trabajando en Estados Unidos.
Un escenario que se dió cuando entró con su anterior candidatura y que sus planes parece incluyen volverlo a ejecutar. Con esto muchos de los trabajadores cualificados de las empresas tecnológicas seguramente no podrán renovar su visado para seguir trabajando en Estados Unidos, y tengan que volver a su país de origen. Así Trump podrá incentivar la contratación de personal estadounidense a favor de su lema que todo quede en casa.
En este tema que tan de moda está, el nuevo gobierno de Trump tampoco se ha entrometido mucho. Parece que Trump no es reacio a tecnologías que incluyan Inteligencia Artificial, si que hemos escuchado decir que apoyará aquellas que incluyan libertad de expresión sin censuras.
Con la entrada de Donald Trump a la presidencia, los vehículos eléctricos también pueden sufrir cambios, sobre todo los provenientes del país asiático vetado. Con el gobierno de Biden se incentivó la compra de vehículos eléctricos con ayudas de hasta 7.500 dólares, esta medida no se conoce de forma clara si la mantendrá el nuevo gobierno, sí ha mostrado su interés por reducir la cantidad de emisiones, una medida que parece favorecer la industria de los vehículos eléctricos.
Lo que si pretende este nuevo presidente es imponer una tasa en concepto de aranceles de entre el 10 y el 20 %, según la procedencia de la importación del vehículo eléctrico de nuevo excluyendo China. Los vehículos procedentes de este vetado país tendrán que pagar un impuesto del 60 %, multiplicando por tres en el peor de los casos los que pagaría cualquier otra importación, al menos no se ha prohibido su importación.
En esta ocasión parece que la importación de vehículos eléctricos no es un problema para Trump, siempre que no sean de China.
Pero de nuevo se muestra un interés por la fabricación local, hemos podido ver multitud de fotos donde el propietario de Tesla aparece junto a Trump. Y es que no se puede negar que el también propietario de X/Twitter, Elon Musk, apoya la presidencia de Trump.
De esta forma, con una industria de referencia en suelo estadounidense y junto con la evidente afinidad entre ambos, hace que Trump prefiera los vehículos eléctricos de fabricación estadounidense, como Tesla, frente a cualquier importación que pagaría como mínimo un 10% de impuestos.
Todo este tipo de impedimentos, dificultades e impuestos que el gobierno de Estados Unidos impone ante la fabricación en otros países y la consecuente importación de productos de fuera, hace que veamos su clara tendencia a que todo, o casi todo, sea fabricado en norteamérica. Su gran enemigo, China, dificulta aún más esta tarea, ya que prácticamente hasta que Trump entró en la presidencia en la anterior legislatura todo se fabricaba en China.
Con este tipo de impedimentos, cada vez más sofisticados y difíciles de cumplir para ofrecer un producto acorde al resto de países, las empresas están adoptando otras medidas mucho más drásticas. Los grandes fabricantes de hardware están evitando pagar los altos aranceles e impuestos (las llamadas Tariff) de Donald Trump mudándose a otros países cercanos pero fuera de China. Estados Unidos cobra impuestos por la importación, pero los más elevados son en China y depende de cada región el porcentaje que se lleva la hacienda estadounidense.
Un claro ejemplo ha sido Zotac, su matriz llamada PC Partner ha movido sus oficinas centrales a Singapur, además ha trasladado su fabricación a Indonesia. Un paso que están siguiendo otros fabricantes como ASUS, MSI y FSP que también tienen fábricas en Vietnam. Seguro que esta tendencia también se extiende a otros grandes fabricantes para evitar así pagar los altos impuestos de los productos que provienen de China.
Pero todo esto conlleva unas consecuencias, la diversificación en la fabricación, el traslado de oficinas y fábricas y la mano de obra en otros países es más cara. Por consiguiente es más caro producir los productos que verán elevar su precio y que finalmente pagará el pato el consumidor, teniendo que comprar con precios más elevados el mismo producto.
Pero esto no es cosa de Donald Trump, otros candidatos o anteriores presidentes también mostraban esta tendencia en la fabricación nacional y en el impedimento sobretodo a la importación de China. Pero con Donald Trump al cargo todo se acelerará para que estas consecuencias las podamos pagar antes de lo esperado.
Está claro que con la entrada de un nuevo presidente la industria de la informática conllevará unos cambios. Unos cambios que, evidentemente, cada presidente pretende que sea en favor de mejorar el país, aunque luego cada uno tome una dirección diferente en cada industria relacionada con la tecnología. Estos cambios pueden gustar más a unos u otros, lo que está claro es que con Trump en la presidencia parece apoyar la fabricación local de los productos tecnológicos en lugar de la importación.
Trump apoyará a la tecnología y al avance de la industria en general, pero siempre que esta no provenga de China. También ha dejado claro en el pasado, algo que no parece vaya a cambiar con su vuelta al gobierno, que no quiere compartir los avances tecnológicos ni determinadas tecnologías avanzadas con el país asiático. Trump inició una serie de vetos que restringían el poder compartir tecnología avanzada con China, unos vetos que incluso con la llegada de un nuevo presidente (el anterior) han ido avanzando y modificándose para endurecer estas medidas.
Con la vuelta de Trump no queda más que pensar que seguirán endureciéndose y adaptándose para evadir las argucias que algunos fabricantes realizan para poder compartir esta tecnología (siempre cumpliendo las medidas).
Sin embargo, hemos visto que Trump no está muy a favor de repartir el dinero destinado por la ley CHIPS para que los fabricantes puedan seguir avanzando y ampliando sus instalaciones en terreno local. Unas ayudas que no solo beneficiarían a Intel como principal fabricante estadounidense de semiconductores, sino que también se beneficiarían otras como TSMC cuya sede principal está en Taiwán y Samsung que es coreana.
Con el paso de algunos meses podremos ver si al final ha llevado a cabo todas sus promesas este nuevo presidente.