Corsair ONE PRO
Todos conocemos a Corsair como uno de los fabricantes de componentes y periféricos más famosos del mercado. Desde memorias RAM hasta fuentes de alimentación, pasando por teclados, ratones, SSD o refrigeraciones líquidas son algunos de los productos que cubre su catálogo.
Ahora, la compañía se atreve con un equipo de sobremesa compacto con un diseño muy llamativo con el que quieren entrar de lleno en el mercado del PC Gaming. Corsair ya se había aventurado en el mercado de los barebone con el Bulldog, un equipo que ofrecía la base para que los usuarios se montaran su ordenador a piezas pero, en este caso, con el Corsair One Pro tenemos un ordenador completo montado y con un diseño y unas especificaciones de gama alta que no dejarán indiferente a nadie.
Especificaciones técnicas
- Procesador Intel Core i7-7700K con Refrigeración Líquida
- 16 GB de memoria RAM DDR4
- Tarjeta gráfica NVIDIA GeForce GTX 1080 con Refrigeración líquida
- SSD Corsair Force LE 960 GB SATA III
- Placa MSI Z270I Growler Mini-ITX
- Fuente SFW 80 PLUS GOLD 400W
- WiFi 802.11ac
- Gigabit Ethernet
- USB 3.1
- Windows 10
- 200 x 176 x 380 mm
- 7,4 KG
El Corsair One Pro está construido sobre una torre metálica compacta con un diseño muy cuidado y original, con acabado en negro en toda la estructura central como en los paneles laterales y en la zona superior.
El frontal está decorado por dos tiras de LED azul que pueden configurarse para mantenerse encendidas, apagadas o con un efecto de respiración. Curiosamente, a pesar de la moda de la iluminación RGB, Corsair ha decidido no integrar este tipo de iluminación, una decisión que si bien, personalmente considero un acierto ya que ofrece la estética buscada de combinar el azul con negro, puede no gustar a los amantes de la iluminación RGB multicolor.
Sea como sea, en su conjunto, el Corsair One es un equipo muy elegante que se aleja de luces sin sentido o colores chillones y, sin embargo, no dejará indiferente a nadie.
Tenemos todos los puertos de conectividad en la parte trasera junto con un USB y un HDMi en el frontal para sistemas de VR.
Para acceder al interior del equipo y ver cómo se las ha ingeniado Corsair para combinar una GTX 1080 (existe una versión con una GTX 1080 Ti) con un Core i7-7700K y todo el sistema de RL en un espacio tan pequeño, tan solo tenemos que pulsar el botón trasero, esto permitirá retirar el módulo superior con el ventilador de levitación magnética y acceder a los 4 tornillos que permiten abrir sendos laterales.
Integra un doble sistema de refrigeración líquida para la CPU y GPU con dos radiadores de grandes dimensiones colocados en los laterales internos que se refrigeran gracias al flujo de aire de un gran ventilador situado en la parte superior que aprovecha la subida natural del aire caliente hacia la zona superior. Hay que destacar que el Corsair ONE es muy silencioso, al fin y al cabo, solo tenemos dos ventiladores funcionando y ambos tienen un nivel de ruido muy contenido. (Corsair especifica unos 20 dBA en reposo)
La tarjeta gráfica, una GTX 1080 en este caso, refrigera los VRM a través de un ventilador colocado sobre ella para ayudar al ventilador central y también dirige el flujo de aire hacia arriba. Hay espacio para tarjetas de 11” de longitud y doble slot, por lo que será posible actualizarlo en el futuro.
En uno de los laterales tenemos la placa base, un modelo ITX específicamente creado por MSI, la Z270I Growler. Sobre la placa base encontramos la fuente Corsair SF400 en formato SFX, la memoria RAM, el SSD de 2,5” y el radiador de la CPU con su bloque.
Tenemos espacio para otro SSD o HDD de 2,5 pulgadas y también un slot M.2 en la parte trasera. Precisamente, un detalle bastante extraño es que Corsair se haya decidido a montar un SSD SATA de 2,5 pulgadas en este equipo. Ya no solo nos referimos al hecho de que un SSD NVMe vaya a dar mucho más rendimiento y que en un equipo de esta gama debería ser un “must have”, sino que acceder al puerto M.2 es bastante complicado (hay que quitar la gráfica), por lo que posiblemente hubiera sido mejor opción integrar un SSD M.2 y dejar los dos puertos de 2,5” libres, aunque se tratara de un M.2 SATA.
Una de las cosas que más nos ha llamado la atención en este Corsair One Pro es la calidad de construcción y el mimo con el que se ha diseñado y montado el equipo. Todos los cables están organizados y agrupados con bridas, todos ellos en negro para dar un aspecto uniforme e incluso cuando hay solo un cable en alguna zona, se cuenta con piezas para guiarlo por donde tiene que ir.
Mención especial para su embalaje, esta unidad de pruebas llegó en una enorme maleta con ruedas, cerrada con candados y acolchada para proteger al Corsair One. Si bien esta presentación no llega a los equipos en venta, es un detalle a destacar.
No obstante, el embalaje convencional del Corsair ONE también es llamativo, con una caja con sendos mecanismos de bloqueo que se abren girando una pequeña palanca para poder retirar la caja y dejar al aire al equipo.
Antes de empezar con las pruebas de rendimiento hay que mencionar algo de agradecer en cuanto a software se refiere. Estamos acostumbrados a que muchos fabricantes incluyan preinstalados distintos programas o aplicaciones con sus equipos.
En muchos casos se cuenta con alguna aplicación para controlar valores de los componentes, monitorizar temperaturas, configurar elementos. Etc. Sin embargo, además de este software, solemos ver bloatware como antivirus, navegadores, aplicaciones de optimización, firewall o incluso utilidades de descompresión, muchos de ellos en versión de evaluación o con unas licencias temporales de algunas semanas que no hacen más que molestar en la gran mayoría de casos.
Por suerte, Corsair asegura que ellos no incluyen bloatware en el ONE Pro y en gran parte es cierto. Tenemos el software Corsair Link, encargado de controlar las temperaturas, ventiladores y bombas de refrigeración líquida, Corsair Utility Engine para sincronizar los distintos periféricos de Corsair (teclados, ratón, auriculares, etc) y una carpeta con los instaladores de las plataformas de distribución de juegos (Steam, Battle.net, Origin, Uplay..) que puede ser útil en muchos casos.
Decíamos antes que la ausencia de bloatware era cierta porque sí que se incluye un software prescindible que se instala como Corsair One Diagnostics pero que realmente es una instalación del programa PC-Doctor para comprobar disco duro, backups, protección del sistema y actualizaciones. No es muy intrusivo y realmente incluye acceso a funciones propias de Windows, pero tampoco aporta nada.
Sea como sea, esta utilidad no es nada en comparación con el bloatware que suelen traer muchos otros equipos de sobremesa o portátiles.
Rendimiento
Pasamos ahora a las pruebas de rendimiento. Aquí poca novedad encontraréis, ya hemos probado en varias ocasiones las GTX 1080 y también el procesador Intel Core i7-7700K.
Simplemente comentar que es posible realizar overclock desde la BIOS como si fuera un equipo convencional, de hecho la BIOS ofrece todas las opciones de una placa Z270 de MSI y la refrigeración líquida permite aumentar el margen de rendimiento del procesador y sobre todo de la gráfica, aunque hay que tener en cuenta que la fuente es de 400W.
No obstante, de serie el Corsair One no tendrá problemas en manejar todos los juegos actuales del mercado.
El único “punto débil” por llamarlo de alguna manera, ya lo comentamos antes, es el SSD SATA III. Un SSD NVMe hubiera sido la guinda al pastel en un equipo que concentra tanto rendimiento en tan poco espacio, de hecho un SSD M.2 NVMe ocuparía menos espacio que la solución de 2,5”. El Corsair LE de 960 GB, sea como sea, se comporta perfectamente y se mueve en los máximos de velocidad que se pueden conseguir con la interfaz SATA III.
Temperaturas
A simple vista, en un equipo tan compacto con este tipo de componentes el aspecto que podría parecer más crítico es el de las temperaturas, pero Corsair ha conseguido un diseño especialmente eficiente en ese sentido y es sorprendente como, con un solo ventilador principal (más el pequeño de la gráfica) se puede mantener bajo control las temperaturas de un Core i7-7700K y una GTX 1080 sin apenas generar ruido.
Las temperaturas de la GTX 1080 son, simplemente, espectaculares, ejecutando test como 3DMark FireStrike en su variante más exigente “Ultra” la temperatura máxima de la GTX 1080 ha sido de tan solo 53ºC, unos valores que dejan margen al overlclock sin mucho problema.
En la parte del procesador las temperaturas son superiores pero en ningún momento suponen un problema con un uso intensivo del equipo. Hay que tener en cuenta que los procesadores Intel Kaby Lake tienden a calentarse bastante más que la generación anterior Skylake. Aún así, con el mismo test de 3DMark, la temperatura máxima no pasó de los 77 grados.
Aun así, quisimos buscar el límite del sistema de refrigeración líquida del Corsair One para ver hasta qué punto podía manejar el Core i7-7700K sin llegar a producir throttling (bajada de velocidad por alta temperatura.
Con el test Prime95 en el modo que más carga produce a la CPU, se alcanzaron temperaturas máximas de 89 grados en los núcleos y en ningún momento el procesador redujo la velocidad. Con el IntelBurnTest sí que conseguimos que uno de los núcleos alcanzara los 97ºC, momento en el que el procesador redujo su velocidad de Boost de los 4,5 GHz a los 4,3 GHz, pero en todo momento por encima de los 4,2 GHz de base.
Sea como sea, hay que tener en cuenta que tanto el Prime 95 como el IntelBurnTest son programas que estresan la CPU utilizando un conjunto de instrucciones con una carga que nunca se va a alcanzar con un uso real, por muy intensivo que sea.
En cuanto a temperaturas externas, el trabajo de refrigeración del Corsair One hace que todo el calor salga por la parte de arriba, en las siguientes capturas con cámara térmica podemos ver como los laterales se mantienen a 29,5 ºC en su parte más caliente en reposo y a tan solo 31º cuando está a carga máxima.
Se puede ver como la temperatura de la salida de aire aumenta entre los 33 grados del funcionamiento en reposo y los 41,3 grados del funcionamiento a plena carga.
Podemos decir que Corsair ha llegado al mercado de los PCs premontados por todo lo alto, no solo ha conseguido un ordenador de alto rendimiento con un diseño único, sino que lo ha hecho en un formato sorprendentemente compacto y con un funcionamiento silencioso.
El Corsair One es un equipo que destila buen hacer por los cuatro costados, tanto su diseño exterior, como el diseño interno de refrigeración, colocación de componentes y gestión de cables están cuidados al detalle con mimo y en todo momento demuestra que estamos ante un equipo exclusivo y de gama alta incluso sin tener en cuenta toda la potencia que ofrece que no es poca.
La GTX 1080 y el Core i7-7700K junto con sus 16 GB de RAM DDR4 lo hacen un equipo gaming a prueba de futuro y gracias a su diseño será posible ampliarlo al utilizar componentes de formato convencional como placas Mini-ITX, gráficas de hasta 28 cm y doble slot y fuentes SFX.
Los 2.499 Euros es el precio que hay que pagar por tener toda esa potencia en un espacio tan pequeño, pero teniendo en cuenta lo exclusivo de la torre, la calidad de los componentes y del montaje y todo el conjunto en general, no nos parece un precio elevado.
Extremadamente potente, compacto, acabados de calidad, silencioso y con opciones de actualización ¿Qué más se puede pedir? Sin duda, el Corsair One Pro es uno de los mejores ordenadores que han pasado por nuestras manos.