ASUS ROG SWIFT PG278Q G-SYNC

Introducción

La tecnología G-Sync de Nvidia obliga a cambios de hardware importantes que sin duda han retrasado la entrada de esta tecnología en el mercado. El ASUS ROG SWIFT PG278Q no es el primero que aparece pero es de los más notables hasta la fecha con unas prestaciones de primer nivel si tenemos en cuenta de que hablamos de un monitor de 27” con resolución WQHD.

G-Sync. Teoría

G-SYNC permite borrar de un plumazo uno de los problemas de calidad visual que llevamos sufriendo los jugadores desde los inicios de los tiempos. Cuando nuestra tarjeta gráfica genera más “frames” o pantallazos por segundo de lo que soporta la frecuencia vertical de nuestra pantalla empezamos a detectar problemas como el “tearing” que podemos ver como descompensación entre lo que muestra la pantalla y el movimiento en ella y se traduce en un defecto importante de calidad de imagen que es más que evidente cuanto más sobrado va nuestro sistema en el juego que estemos ejecutando.

Para esto siempre ha habido una solución socorrida pero no perfecta llamado Vsync. Esto lo usamos todos y no es otra cosa que sincronizar la tasa de frames que genera nuestra tarjeta gráfica con la capacidad de frecuencia vertical de nuestro monitor. Esto, con la entrada de los LCD, hizo que las frecuencias máximas estuvieran clavadas en los 60Hz durante años aunque en los últimos tiempos hemos podido adquirir paneles más veloces capaces de alcanzar hasta 144Hz y por tanto acercándose más al potencial de los sistemas de mayores prestaciones y ofreciendo, a los jugadores, una plataforma más potente.

El problema del Vsync es que está pensado para cuando nuestro sistema va sobrado y por tanto siempre está por encima de ese límite que le marcamos. ¿Pero qué pasa cuando bajamos de tasa de “frames” y estos se reducen a 50, 40 o 120 cuando usamos un monitor de 144hz? Lo que ocurre es que se generan otros problemas tanto o más molestos que el “tearing” como el “input lag” donde la latencia entre nuestros comandos de teclado y ratón tarda algún tiempo en presentarse en pantalla.

Los monitores modernos, para jugadores, han mejorado muchos aspectos que van desde paneles más rápidos, técnicas como el ULMB (Ultra Low Motion Blur),…han conseguido reducir el “ghosting” y otros defectos de forma notable y sin duda, el acceso a los 120-144hz, ha permitido que los sistemas potentes encuentren en el Vsync una solución de prestaciones notables.

G-Sync se introduce como la solución que acaba con estos problemas. Tanto la falta de potencia de sistemas más ajustados para lograr frecuencias de FPS por encima de la frecuencia vertical del monitor, como los defectos derivados del Vsync. Para ello se introduce una electrónica dedicada en el monitor que hace que sea la salida de la GPU la que se ponga a cargo de la frecuencia de actualización vertical real del monitor dejando obsoletas otras técnicas como el ULMB de los monitores más potentes y también haciendo inútil otras técnicas más de usuario como el overclocking del monitor. Todo solucionado de un plumazo pero quizás a un coste elevado y con algunas limitaciones que luego os mostraremos.

G-sync permite que el monitor se adapte a la frecuencia de salida de la GPU. Es decir, que si nuestra GPU da 42FPS la frecuencia vertical del monitor se ajusta a esa frecuencia y por tanto elimina los problemas de adaptación del V-sync y en monitores rápidos, como el que os mostraremos hoy, se reduce de forma notable la latencia de entrada, se generan imágenes con menos fijación de pixel y por tanto imágenes más definidas y un juego con más respuesta a nuestros comandos.

G-sync requiere hardware dedicado en el monitor, además de una gráfica por encima de la Geforce 650ti y drivers preparados. Todo juego es compatible mientras mantengamos el modo Gsync activado en el panel de Nvidia. Las resoluciones soportadas por ahora son hasta 4k y también se soportan monitores múltiples y, como no, modo 3D.

Modo ULMB a 120Hz. 

El ULMB de que dispone este monitor es una actualización de la tecnología “Lightboost” de los primeros monitores 3D de alta frecuencia de Nvidia. Esta tecnología usa el parpadeo del sistema de retroiluminación del monitor, de forma sincronizada con la frecuencia vertical, para mejorar la respuesta del pixel en el movimiento y reduciendo el "blur". Con los monitores más rápidos de ahora y con la tecnología GSYNC esta técnica queda obsoleta y de hecho no se pueden usar ambas a la vez. Solo podemos activarlos en modos de frecuencia vertical de 120 , 100,  85Hz  ya que a 60Hz se notaría el parpadeo.

El monitor. Panel

Este monitor de ASUS es excepcional y no solo porque traiga consigo el Gsync. Es un monitor gaming con el que cualquiera soñaría con un panel ultra rápido de 1ms de frecuencia de actualización del pixel y con una capacidad de frecuencia vertical de hasta 144hz con modos 3D y modos intermedios de 120Hz.

Se trata de una pantalla de 27” con una resolución Quad HD de 2560x1440 puntos en proporción 16:9. Se trata de un panel TN de última generación con poco marco, pantalla a borde y con todas las mejoras que podemos encontrar en los mejores paneles TN que son sin duda la opción más rápida que podemos encontrar por ahora. Tiene un brillo sobresaliente de 350cd/m2, contraste de 1000:1 (real), y ángulos de visión mejorados de 170 grados en horizontal y 160 grados en vertical. No nos olvidemos que no es un panel IPS pero tiene estas ventajas de velocidad que no encontraremos, a día de hoy, en un monitor con panel IPS.

El panel tiene una precisión de color del 72% NTSC, que es habitual en paneles TN, que es bastante bajo comparado con monitores con paneles IPS o similares que ofrecen niveles de color cercanos al 100% en modelos de cierta entidad. 

Por desgracia el monitor no cuenta con conector Displayport de salida y no se puede hacer una configuración encadenada entre monitores.

El monitor tiene un diseño pivotante con una única entrada Displayport 1.2 y un cómodo Hub USB 3.0 con dos conectores. Podemos girarlo, inclinarlo, levantarlo sobre su peana y también girarlo sobre ella misma. Esto y su marco reducido lo hacen perfecto para configuraciones de múltiples monitores. Es una herramienta para jugadores bien engrasada y aún no os hemos mostrado algunos de sus prestaciones especiales para gaming.

El monitor. Gaming

Aparte de ser una gran pantalla acabada con maestría este monitor tiene algunos elementos dedicados para jugadores muy interesantes. Desde su diseño agresivo, con formas poco convencionales, hasta sus controles con accesos rápidos y su “hat” de control realmente rápido de uso. Es un sistema muy rápido de modificar nuestros parámetros de control de monitor que además queda completamente oculto tras uno de los laterales del monitor, concretamente el lateral derecho.

El monitor cuenta con cuatro botones principales de los cuales dos se dedican a entrar y salir del menú además de ser tecla también de aceptación de parámetros. Lo interesante está en los otros dos botones que nos dan acceso a dos prestaciones más que interesantes. Una de ellas nos permite un cambio rápido entre frecuencias (60, 120 y 144Hz) lo que sin duda es perfecto para ajustarnos a la frecuencia vertical más adecuada en cada momento sin tener que tocar paneles de drivers, Windows, etc.

Aparte de esta prestación tan interesante el OSD de este monitor tiene otro elemento que llamó bastante nuestra atención. Es capaz de presentar dos elementos en pantalla, por un lado una cuenta atrás que podemos configurar en pasos de hasta una hora y por otro, más interesante sin duda, un “crosshair” o punto de mira constante en el centro de la pantalla y en el que podemos escoger entre dos colores (rojo y verde) y dos diseños por color que mejorará nuestra puntería no solo en juegos sin punto de mira sino también cuando disparamos desde la cadera o juegos con miras realistas en el arma como “Battlefield 4”.

G-Sync. Práctica

A lo primero que debemos enfrentarnos al probar este monitor es que estamos hablando de un monitor con un coste de 799 Euros impuestos incluidos. Un monitor 4k cuesta menos de 500 Euros, uno con panel IPS menos de 800 Euros, es un producto muy exclusivo al que disponer de G-SYNC añade en torno a unos 150 Euros de coste adicional sobre un monitor gaming de prestaciones similares.

Habilitado en el panel no tendremos que hacer nada más. Geforce Experience también nos ayudará a configurar cada juego de la forma adecuada para este sistema en base a nuestro propio hardware.

Otro problema que encontraremos con esta tecnología es que no es tan accesible ni aun disponiendo de este dinero para un único monitor. Ningún ordenador portátil o sobremesa con tecnología Optimus de Nvidia es compatible con esta tecnología, tampoco los nuevos modelos con 970m y 980m y tampoco ningún sobremesa aunque estos cuenten con chips de sobremesa. Si integra un chip móvil de Intel y gráficos de Nvidia con tecnología Optimus este monitor no funcionará bien puesto que es la salida gráfica del procesador Intel el que tiene el control del monitor y no el chip de Nvidia. Para mí ha sido una sorpresa desagradable y una limitación importante.

Dicho esto, puestas las cartas sobre la mesa, la tecnología G-SYNC funciona y lo hace a las mil maravillas. La presentación en pantalla es rápida, definida, nos olvidamos de los defectos de pantalla, los juegos responden más rápido. Todo va más fluido y la calidad de imagen es perfecta. No es solo cuestión de tres o cuatro demos sino de algo que podemos aprovechar con cada juego del mercado.

Video prueba Pendulum Nvidia:

Video prueba Battlefiled 4:

Análisis y conclusión

A falta de unos meses que se libere la tecnología “Adaptative Sync” integrada en Displayport 1.2ª que hará que cualquier monitor compatible y cualquier grafica compatible tengan una tecnología similar a la tecnología G-SYNC de Nvidia, sin costoso hardware añadido, es la única que mejora de forma tan notable la calidad de imagen y la respuesta de nuestros comandos en juegos de todo tipo.

La tecnología funciona, llega algo tarde a las tiendas, tiene limitaciones y sin duda también es muy cara pero no encontraremos a día de hoy una solución mejor y más efectiva una calidad de imagen definitiva sin la dependencia de soluciones antiguas que, gracias al paso de delante de Nvidia, quedarán obsoletas en pocos meses.