SSD: ¿Qué es y para qué sirve?
¿Qué es un SSD?
Un SSD es un dispositivo que almacena datos, normalmente estando este dentro de tu ordenador. Estas unidades de almacenamiento mejoran por mucho en velocidades y latencias a los HDD, que son los discos duros “de toda la vida”. Las siglas SSD provienen del nombre Solid State Disk (Disco de Estado Sólido), haciendo alusión a dispositivos que no tienen ni un solo movimiento mecánico en su interior, al contrario que los HDD. Los SSD de hoy en día utilizan el bus SATA o el PCIe del ordenador, siendo los últimos más rápidos que los primeros dado que un SSD normal encuentra un cuello de botella en el bus SATA, ya que un SSD ofrece velocidades superiores a las que ofrece el bus SATA 3.
El funcionamiento de los SSD se basa en chips de memoria NAND 3D en la actualidad. Cada fabricante tiene sus propias tecnologías con las que mejoran el apilamiento de estos chips (de ahí la coletilla 3D) y quienes fabrican los chips en sí son pocas empresas, vendiéndolos luego a otras que son las que se encargan de montarlos y vender el SSD a los usuarios. La tecnología que envuelve el desarrollo de estos chips suele basarse en las celdas de memoria de los mismos, encontrando SSDs QLC, TLC, MLC y SLC según tengan 16, 8, 4 o 2 estados de “unos” y “ceros” en los que se basa el almacenamiento de la información. A mayor número de estados, mayores latencia y probabilidad de fallo, y menores durabilidad y precio.
Una unidad de estado sólido (SSD) puede encontrarse en muchos formatos hoy en día. Desde el estándar 2.5” (que usa el bus SATA) hasta el formato NGFF (bus PCIe), también conocido como M.2. Dentro de este último encontramos una nomenclatura que alude a las dimensiones del mismo (ancho y alto), como cuando leemos M.2 2280 se refiere a 22 mm de ancho y 80 mm de alto. Dentro de los SSD M.2 los hay desde 2230 hasta 22110, teniendo así distintos largos pero siempre el mismo ancho, aunque lo más habitual es el formato M.2 2280.
¿Para qué sirve un SSD?
Un SSD sirve para almacenar datos. La razón principal por la que se escoge un SSD en lugar de un HDD es porque mejora por mucho la velocidad del ordenador en general. Si tu ordenador tiene un HDD, añadiendo un SSD e instalando ahí el sistema operativo y las aplicaciones/juegos más frecuentes que uses notarás una gran mejora en rendimiento. Entre esto y que los precios son cada vez inferiores a medida que más fabricantes se apuntan a desarrollo de los mismos, el reemplazo por los HDD está asegurado con el paso del tiempo.
Para hacernos una idea, un HDD normal alcanza unos 150 MB/s de velocidad máxima secuencial, mientras que un SSD SATA alcanza 500 MB/s. Si ahora lo comparamos con un SSD PCIe 3.0 la cifra se sitúa en unos 1500 MB/s, y en el caso de contar con las últimas unidades SSD PCIe 4.0 nos vamos de 4000 MB/s hacia arriba. La comparación con las latencias es más de lo mismo, el protocolo NVMe que está detrás del bus PCIe ofrece unas latencias mínimas, de las cuales nunca disfrutará un HDD.
Los SSD son más pequeños que los HDD con diferencia, salvo contadas excepciones como modelos de 32 TB que requieren de una gran longitud. Un SSD también consume mucho menos que un HDD, no produce ruido alguno (al carecer de piezas mecánicas) y mejora las latencias enormemente (también por la carencia mencionada), pero el ratio Euros/GB es mayor en los SSD que en los HDD. Con el tiempo los precios se van estabilizando hacia un mínimo, haciendo que cualquier usuario que se monte o compre un ordenador pueda incorporar un SSD sin un sobrecoste notorio.
Por otro lado, los SSD disfrutan de las mismas opciones a raid que los HDD, es decir, se pueden configurar varios de ellos al unísono para que ofrezcan mejores velocidades (raid0) o seguridad (raid1), entre otros.