Por qué deberías tener un SSD en tu ordenador.
El almacenamiento es una parte vital para los ordenadores. Estas piezas almacenan toda la información del sistema, a la cual accederán las demás piezas para procesarla, haciendo que su velocidad tenga un papel muy importante en el rendimiento de todo el equipo.
Originalmente, los encargados de hacer este almacenamiento de información eran los discos duros mecánicos, también conocidos como HDDs, pero en los últimos años ha surgido una nueva tecnología que aprovechan los SSDs usando chips de memoria sólidos parecidos a los de las memorias RAM para ofrecer un nuevo nivel de rendimiento que hacen que ya sean una pieza imprescindible en todos los equipos nuevos.
Si tienes curiosidad por saber el rendimiento de tu disco duro o SSD te explicamos cómo hacerlo aquí.
La principal revolución de esta nueva tecnología no fue el aumento de velocidades brutas de lectura y escritura, aunque estas hayan llegado incluso a cifras tan altas como 7 GB/s, sino que mejoraron en gran medida la velocidad de lectura y escritura aleatoria de archivos, aumentando el rendimiento a la hora de tratar archivos pequeños. Esta mejora puede parecer una tontería, pero es ahí donde los discos duros tradicionales perdían más rendimiento, necesitando moverse físicamente por el disco cada vez que se pedía un archivo diferente de entre los que tenían guardados, aumentando el tiempo de respuesta y ralentizando procesos del ordenador. Un ejemplo de esto son los sistemas operativos, que tiene una infinidad de archivos pequeños entre sus componentes y que gracias a los SSDs pueden ir ahora mucho más fluidos y rápidos, especialmente si ejecutamos varias tareas o si abrimos varios programas al mismo tiempo.
Pero claro, al igual que los con los discos duros de siempre, existen varias gamas y tipos dependiendo de la tecnología que utilicen, su velocidad y hasta la interfaz que tengan, haciendo que tengamos que prestar un poco más de atención a la hora de elegirlo.
Qué tipo de SSD elegir
Si entramos en cualquier tienda de informática veremos muchos tipos de SSDs a la venta y muchas más marcas fabricándolos, por eso realizamos esta guía con algunos modelos recomendados, pero ¿qué diferencias hay entre los diferentes modelos?
Para empezar, la principal diferencia entre los modelos son los componentes que tienen en su interior, que para estos dispositivos son los chips donde se almacena la información importando la velocidad, su capacidad y su tecnología, y el chip que hace de controlador de esos chips de almacenamiento, el cual regulará y gestionará la entrega de la información y su rendimiento. Aparte, en algunos modelos podemos encontrar junto al controlador una pequeña memoria RAM funcionando como caché para ayudar a mejorar la velocidad en grandes transferencias de datos entrantes al disco.
Pero quizás la mayor diferencia entre los SSDs es la tecnología que usan para conectarse, siendo las principales las siguientes:
Los SSD SATA, la opción más tradicional, barata y “lenta”.
Estos discos de estado sólido fueron los primeros en popularizarse, usando la interfaz SATA de almacenamiento y apareciendo en un formato de 2,5 pulgadas, igual que los discos duros diseñados para portátiles. Esto hace que sean compatibles con cualquier dispositivo tradicional y vengan perfectos si queremos darle una segunda vida a un portátil antiguo o un ordenador algo más desfasado. La única pega es que están limitados por la interfaz SATA, llegando "solo" a tasas de transferencia de hasta 600 MB/s.
También hay versiones que funcionan con el conector M.2, la cual no deber ser confundida con los dispositivos NVMe, ya que en este caso utilizará la interfaz SATA y tendrá sus limitaciones de velocidad aun estando enchufado a un conector diferente.
SSDs M.2 NVMe PCIe para la máxima velocidad.
El NVMe es una nueva especificación para dispositivos que utilizan la tecnología de los SSDs, actualmente podemos encontrarla en nuestros ordenadores principalmente en sus interfaces M2. Esta combinación ofrece conexiones de muy alta velocidad a través de PCIe permitiendo a los SSDs utilizar hasta 4 líneas de transmisión y llegar a velocidades de hasta 4 GB/s en interfaces PCIe 3.0, 8 GB/s en las 4.0 y 16 GB/s en las 5.0. Aunque la velocidad final dependerá de la calidad del SSD y de las características del ordenador donde lo instalemos.
Los modelos más básicos menor velocidad se pueden encontrar a un precio algo superior a los SATA, con conexión NVMe PCIe 3.0 y con velocidades rondando 1 GB/s. Estos modelos serán perfectos si queremos almacenamiento rápido sin gastarnos mucho dinero para instalar el sistema operativo o programas que requieran ese extra de velocidad como juegos, aunque para algunos usos como edición de vídeo u otras tareas profesionales pueden quedarse cortos.
Luego tenemos los modelos PCIe 4.0 o los que están por venir de PCIe 5.0 que serán perfectos si buscamos la máxima velocidad y realizar tareas de alto rendimiento como edición de vídeo, "gaming" a nivel entusiasta o buscamos las mejores prestaciones posibles en todas las aplicaciones, aunque esto vendrá a expensas de tener que pagar mucho más a medida que sube la velocidad. En estos SSDs también hay que prestar atención a las velocidades que nos anuncia cada modelo y la marca, ya que un SSD sea PCIe 5.0 por ejemplo, no significa necesariamente que vaya a ir a la máxima velocidad de la interfaz.
Para más información sobre estas dos interfaces podemos consultar esta guía en la que las exploramos en más detalle. Además, es buena idea hacer una búsqueda del modelo que nos queremos comprar antes de hacerlo, ya que las marcas reducen las prestaciones del modelo en revisiones futuras tras la review, reduciendo su rendimiento de forma silenciosa y dando lugar a grandes escándalos.
Otras Interfaces y tipos de SSDs
Aparte de los puertos anteriores, existen otros como el mSATA, sustituida por la M2, o como los SSDs que usan directamente la interfaz PCIe, los cuales sobre todo se emplean en servidores o sistemas de alto rendimiento. Y hablando de servidores y centros de datos, también hay formatos específicos para conectar SSDs utilizados en ese espacio, como por ejemplo el U2. También existen SSDs para servidores, pensados para funcionar constantemente a su máxima capacidad y que, aunque no alcanzan altas velocidades, si eliminan prácticamente el límite de escritura que tienen los demás SSDs que, aunque elevados, hacen que se necesiten modelos especiales para su uso en centros de datos como estos de Intel.
Todos estos conectores los explicamos en esta guía junto con otros conectores de las placas base en la que además enseñaremos a reconocerlos para ver si nos puede interesar aprovecharlos para nuestro próximo SSD.
NVMe o SATA, un SSD siempre será más rápido que un disco duro.
Los discos de estado sólido han adquirido una gran relevancia, y están sustituyendo poco a poco a los discos tradicionales en todos los campos, pero eso no significa que no puedan coexistir, de hecho, cada uno tiene sus ventajas e inconvenientes y por eso puede que combinarlos en algunas ocasiones sea la opción más interesante, incluso mezclando diferentes tipos de SSDs y discos duros en un mismo ordenador.
Por ejemplo, un SSD es más caro que un disco duro de su misma capacidad, además de que cuentan con un límite de escritura, el cual, aunque es muy grande, está ahí y puede darnos problemas si estamos escribiendo y borrando enormes cantidades de información en ellos. Esto hace que para el almacenamiento masivo los discos tradicionales sigan siendo una opción a considerar, pudiendo combinar la velocidad de un SSD para el sistema operativo y programas que usamos mucho y los HDDs para guardar fotos, archivos o programas que no vayamos a usar regularmente. También podemos combinar los SSDs más rápidos M2 con programas de edición y vídeojuegos, otros más lentos por ejemplo SATA para archivos que utilicemos mucho para beneficiarnos de su tiempo de respuesta y finalmente discos duros HDD para guardar copias de seguridad, otros programas o juegos que ocupen mucho a los que no juguemos mucho o archivos pesados.
Como hemos visto, siempre habrá un SSD o HDD que será perfecto dependiendo de la tarea que queramos hacer, desde guardar fotos antiguas de nuestras vacaciones hasta a hacer edición de vídeo profesional. Así que la clave está en elegir y combinar los modelos en nuestro ordenador para así aprovechar las ventajas de cada uno de la mejor forma posible.
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