Modo incógnito: De qué protege y de qué no

Todos hemos utilizado el modo incógnito de nuestro navegador en más de una ocasión para distintos propósitos, algunos más legítimos que otros, además de utilizarlo para propósitos para los que no está diseñado.

Existen muchos mitos e ideas equivocadas sobre la utilidad del modo incógnito de nuestros navegadores, razón por la que en ocasiones es recomendable investigar un poco y hacernos eco de cuál es la opción correcta antes de arriesgarnos a algo.

En esta guía explicaremos cuales son los usos correctos del modo incógnito, así como las alternativas que deberíamos usar para los casos de uso en los que el modo incógnito de nuestro navegador no es la opción correcta. Asimismo, nos basaremos en Google Chrome para esta guía, de modo que salvo mención expresa, lo aquí indicado se puede aplicar para todos los navegadores basados en Chromium, como Opera y Microsoft Edge.

Cuando abrimos una ventana del modo incógnito de nuestro navegador, lo que estamos haciendo es utilizar una sesión alternativa a nuestra sesión principal, por lo que a efectos prácticos es como si estuviésemos utilizando un navegador recién instalado que no tiene ninguna relación pasada con nuestra navegación hasta la fecha.

Sin embargo, cuando abrimos una ventana de incógnito, abrimos una nueva sesión que se mantendrá hasta que todas las ventanas de incógnito hayan sido cerradas, fortaleciendo la idea de que funciona como si hubiésemos instalado otro navegador adicional al que ya utilizamos normalmente o fuesemos otro usuario en nuestro hogar u oficina.

Entre las ventajas de esto se encuentran la inexistencia de cookies que nos puedan identificar en la red, además de no poder accederse al historial de navegación al no existir uno. Asimismo, toda la información local que no queramos será totalmente efímera cuando nos vayamos de nuestra sesión de incógnito, de forma que incluso después de cerrar la sesión, estos datos serán básicamente irrecuperables.

Otros datos que tampoco se almacenan son los datos que hayamos introducido en formularios y los permisos que hayamos concedido a distintas páginas web, algo que nos permite ser algo más liberales con lo que le permitimos a determinadas páginas a sabiendas de que cuando cerremos el navegador no se almacenarán dichos permisos, a la vez que no tendríamos que preocuparnos por los datos introducidos en ordenadores compartidos.

Esencialmente, el modo incógnito nos hace ver como si fuésemos un usuario distinto en un equipo distinto a ojos de la red, razón por la que dentro de la sesión de incógnito, si la utilizamos durante un periodo lo suficientemente largo, podremos empezar a ver recomendaciones de navegación relacionadas con nuestro comportamiento dentro de ella, y totalmente separadas de nuestro perfil principal.

El modo incógnito en nuestro navegador simplemente hará creer a los servicios externos que no somos la misma persona, pero esto no hará que nuestra navegación sea totalmente privada, pues existen ciertos factores a tener en cuenta.

Lo principal es que nuestra actividad y ubicación será visible para los sitios web que visitemos, así como para aquellos en los que iniciemos sesión, los cuales podrán relacionar nuestra nueva sesión de incógnito con nuestra sesión principal. Del mismo modo, el propietario de la red siempre va a poder tener acceso a nuestra actividad, ya que no estamos encriptando u ofuscando nuestra actividad en absoluto.

Por último, nuestro proveedor de servicios de internet, también conocido como ISP o simplemente nuestra compañía de internet, también puede tener acceso a los datos de nuestra navegación, por lo que en general, de puertas hacia afuera no estamos protegidos en absoluto por el modo incógnito.

En estos casos, si queremos disfrutar de una navegación totalmente privada, deberíamos hacer uso de una VPN, la cual nos permitirá por un lado encriptar los datos y, por otro lado, ofuscar los datos más fácilmente accesibles por los sitios web que visitamos, como sería nuestra dirección IP –ya que, contrario a la creencia popular, la dirección IP es como la matrícula de nuestro coche, la ve todo el mundo porque está diseñada para ello—.

Otra de las cosas con las que deberemos ir con cuidado es con las descargas, y es que si bien la gran mayoría de los datos generados en una sesión de incógnito no se guardarán, las descargas sí que lo harán, de modo que si descargamos malware, éste se quedará en nuestro equipo, por lo que las precauciones a tener serán las mismas de siempre.

Como hemos podido ver en esta guía, el modo incógnito no siempre es la herramienta adecuada para lo que intentamos hacer, del mismo modo que otras herramientas pueden ser demasiado para lo que sea que intentamos hacer.

Como norma general, cuando simplemente queremos presentarnos a una página web como otro usuario separado, sin datos cruzados que puedan molestar, el modo incógnito es totalmente válido, mientras que si queremos contar con una identidad totalmente distinta que no pueda ser relacionada siquiera con nuestra ubicacion física, entonces si que tenemos que pasar a herramientas como una VPN.