Intel ha conseguido que la actual administración estadounidense les ingrese una subvención de nada más y nada menos que 7.860 millones de dólares dentro del programa CHIPS Act con el que el país quiere seguir siendo potencia mundial en el desarrollo y fabricación de semiconductores.
Sin duda, esta gran inyección de dinero aliviará algo la delicada situación en la que se encuentra Intel tras el descenso de ventas y despidos que ha sufrido en los últimos años, donde su división de fabricación de chips consiguió unos ingresos de 4.400 millones de dólares, pero unas pérdidas de 5.800 millones. Sin embargo, la compañía tendrá que cumplir ciertos compromisos.
Uno de los más importantes es que tendrán prohibido vender su división de fabricación de semiconductores, e incluso si deciden convertir esta división en una compañía independiente, como habían anunciado en el pasado, Intel no podrá vender su participación y deberá permanecer en control con, al menos, un 50,1% de las acciones de la nueva compañía
Se trata de una medida lógica si se tiene en cuenta que el CHIPS Act busca, precisamente, mantener la "soberanía" de la fabricación de chips del país americano. Además, entran en juego otras cuestiones como la seguridad nacional de EEUU, al ser Intel una compañía con fuertes lazos con el departamento de defensa del país.
Estas informaciones también sirven para explicar un poco más la situación que conocíamos ayer, donde Qualcomm parecía retirarse definitivamente de la carrera por hacerse con Intel debido a las regulaciones que tendrían que sortear.
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