AMD RYZEN 5 2400G con gráficos RX Vega 11
por Antonio Delgado Actualizado: 26/05/2021 15Introducción
El concepto teórico de las APUS de AMD siempre tuvo mucho sentido en el mercado: un SoC capaz de combinar una CPU multinúcleo con una GPU integrada con un rendimiento superior al que estamos acostumbrados a ver en gráficas integradas para poder montar un ordenador versátil, compacto o no, que no necesitara de una gráfica dedicada para tareas multimedia o incluso juegos.
Sin embargo, en generaciones previas de las APU la arquitectura, sobre todo en la parte CPU, que AMD tenía disponible no estaba a la altura de la competencia y gran parte de las ventajas teóricas de las APU o la arquitectura HSA se diluían por el camino. Es cierto que modelos como el A10-7850K ofrecían una muy buena relación rendimiento/precio para montar un ordenador para usos combinados, pero se quedaba corto en capacidad de procesamiento “puro” si lo comparábamos con otras alternativas.
La llegada de la arquitectura Zen y los procesadores RYZEN cambiaron todo en AMD y en el mercado de procesadores, por primera vez en mucho tiempo AMD disponía de una arquitectura eficiente, con un alto IPC y alta escalabilidad en múltiples núcleos, así que era cuestión de tiempo que Zen llegara a las APUs para darles el empujón que necesitaban.
Junto a ZEN también llegó la arquitectura gráfica VEGA, que es la encargada de dar vida a la parte GPU de las nuevas APUs Raven Ridge y con la que también veremos un salto importante en la potencia gráfica de estas APUs.
Especificaciones técnicas
Raven Ridge llega en dos modelos, el AMD RYZEN 5 2400G y el RYZEN 3 2200G. En este artículo nos centraremos en el RYZEN 5 2400G y en pocos días podremos compararlo directamente con el RYZEN 3 2200G.
El AMD RYZEN 5 2400G es el modelo más potente de los dos anunciados, cuenta con cuatro núcleos AMD Zen con 8 Hilos de ejecución funcionando a una velocidad base de 3,6 GHz que puede subir hasta los 3,9 GHz cuando entra el Boost en funcionamiento. Integra 4 MB de caché L3 compartida y 512KB de caché L2 por cada núcleo y soporta 8 líneas PCIe para gráficas dedicadas.
La parte gráfica está formada por 11 unidades de cómputo AMD RADEON VEGA con una velocidad máxima de serie de 1.250 MHz.
AMD RYZEN 5 2400G
- Núcleos CPU : 4 Núcleos ZEN y 8 Hilos.
- Frecuencia CPU: 3,6 GHz base y 3,9 GHz Boost.
- Caché L3: 4MB
- Núcleos GPU: 11 CUs Radeon VEGA.
- Frecuencia GPU: 1.250 Mhz.
- MHZ DDR4 sin OC: 2.944 MHz en doble canal.
- 14 nm+ FinFET
- TDP: 65W.
Arquitectura Zen y Vega con tecnologías mejoradas: Precision Boost 2
A estas alturas todos conoceréis las nuevas arquitecturas de AMD para procesadores y gráfica, AMD ZEN y AMD Vega respectivamente. Hemos dedicado varios artículos y reviews a repasar y analizar sus tecnologías, funcionamiento y rendimiento y a estas alturas pocas sorpresas nos va a dar una APU con ambas arquitecturas, al menos en ese sentido.
Sin embargo, Raven Ridge introduce algunas mejoras respecto de tecnologías presentes en otros procesadores con arquitectura ZEN como Precision Boost 2.
Precision Boost es una tecnología integrada dentro del “pack” SenseMI encargado de gestionar las velocidades y funcionamiento del procesador para sacar el máximo rendimiento en cada situación, teniendo en cuenta múltiples variables como temperatura, carga, hilos utilizados, energía, etc-. y gracias a un conjunto de sensores interconectados con altas precisiones para medir voltajes, temperaturas, intensidad, potencia, etc.
Esta tecnología es capaz de ajustar la velocidad de los distintos núcleos con saltos de tan solo 25 MHz, de esta manera, los distintos núcleos funcionarán siempre a la máxima velocidad posible teniendo en cuenta las distintas variables captadas por los sensores antes mencionados. En su primera versión, presente en los RYZEN de sobremesa actuales, el funcionamiento del algoritmo se aplicaba en dos estados, o bien aplicando un boost “básico” a tres o cuatro núcleos cuando se requiera, o aplicando un boost superior a uno o dos núcleos en tareas que no requieran más.
Sin embargo, AMD detectó que hay ocasiones donde se utilizan 3 o 4 núcleos pero no de manera intensa, lo que hace que los requerimientos térmicos y energéticos sean bajos pero, al utilizar esos 3-4 núcleos, el Boost aplicado sea el básico y no el superior.
Pensando en mejorar esto, han integrado en estas APUS Raven Ridge (y se mantendrá en Ryzen 2) la tecnología Precision Boost 2, un sistema que mantiene los saltos de velocidad de 25 MHz pero que modifica el algoritmo para conseguir la frecuencia de funcionamiento más alta independientemente del número de núcleos utilizados.
De esta manera, si pasamos de utilizar 1-2 núcleos a utilizar 3-4, pero con baja carga, podremos conseguir velocidades más altas y conforme aumenten las necesidades energéticas o térmicas, ir bajando velocidad poco a poco pero sin reducirla de golpe por aumentar simplemente los núcleos.
En las pruebas hemos comprobado como Precision boost hacía su trabajo en el Ryzen 5 2400G y conseguía mantener velocidades de 3.800-3.900 la mayoría del tiempo en el que se requería rendimiento.
Equipo de pruebas
Para poder comprobar de lo que es capaz el AMD Ryzen 5 2400G hemos ensamblado un PC con distintos componentes que os mostramos a continuación.
Una de las ventajas de las APUs, la más evidente, es que se incluye en un mismo chip la CPU y la gráfica y no se necesita de dos componentes separados con sus propios sistemas de refrigeración. Esto es ideal para sistemas compactos mini-ITX, ya que nos deja tener un ordenador muy pequeño.
La placa en la que se basa nuestro sistema de pruebas es una Gigabyte GA-AB350N GAMING WIFI Mini-ITX basada en el chipset AMD 350 ya disponible en el mercado pero totalmente compatible con Raven Ridge mediante una actualización de BIOS que ya está disponible de manera pública en la web de Gigabyte.
Esta placa cuenta con todo lo necesario para montar un ordenador, incluso si queremos algo más potente con una gráfica dedicada gracias a su puerto PCIe x16 3.0, de hecho hemos realizado algunas pruebas con una Radeon RX 560. Tampoco le falta conectividad WiFi 802.11ac, doble slot DDR4 e incluso un puerto M.2 con NVMe.
Hemos acompañado a la placa base y al Ryzen 5 2400G con dos módulos de memoria DDR4 G.SKILL Flare X a 3.200 MHz (fácilmente configurables con perfil XMP) y de un SSD de alto rendimiento NVME Samsung 960 Evo.
Para la refrigeración hemos utilizado el propio disipador de serie “Wraith” que incluye AMD con estas APU, pero también hemos realizado alguna prueba con una refrigeración líquida de radiador doble.
La fuente escogida ha sido una Seasonic Prime Titanium Fanless de 600W completamente pasiva, una fuente con una potencia más que suficiente para mover este equipo y sus componentes, y sin ningún tipo de ruido.
En resumen, este ha sido el equipo de pruebas:
- Placa base Gigabyte GA-AB350N GAMING WIFI Mini-ITX
- Memorias DDR4 2x8 GB G.SKILL FlareX 3.200 MHz
- SSD Samsung NVMe 960 Evo 250 GB
- Disipador AMD Wraith
- Fuente Seasonic Prime Titanium y Prime Titanium Fanless
- AMD Radeon RX 560 (para algunas pruebas).
Rendimiento y juegos
Hemos pasado una batería de benchmarks con los que buscamos poder mostrar el rendimiento tanto de CPU como de GPU y combinados del Ryzen 5 2400g y compararlos con otros procesadores actuales, pero también con las APUS de generaciones anteriores para ver el gran salto de rendimiento que ha conseguido AMD con Zen y Vega.
Hay que tener en cuenta que tanto la arquitectura ZEN, como la parte gráfica al no llevar memoria dedicada, dependen bastante de la velocidad de la memoria RAM del sistema, en nuestro caso hemos realizado las pruebas a 3.200 MHz.
Comenzamos con los test de un único núcleo de Cinebench R15 y Geekbench 4. Si bien es cierto que en GeekBench 4 no tenemos aún con qué comparar, el Cinebench R15 nos deja ver el impresionante salto de IPC y rendimiento single core que ha conseguido AMD.
Si comparamos el rendimiento mono núcleo del Ryzen 5 2400G con la generación anterior de APUs podemos ver que AMD ha conseguido prácticamente duplicar el rendimiento superando incluso a su propio procesador “puro” RYZEN 3 1300X. Si comparamos con otros procesadores “puros” de generaciones anteriores la diferencia es igual de considerable, con 157 puntos del Raven Ridge contra los 82 del FX-8320E.
La diferencia es aún más impresionante con los test multinúcleo. En geekbench 4 conseguimos 12.273 puntos, pero para comparar tenemos que irnos a los resultados del Cinebench R15 en multicore.
Si comparamos al Ryzen 5 2400G con el A10-7850K, el primero le quita los colores con 837 puntos contra 308 puntos acercándose al triple de rendimiento.
Los resultados no se alejan tampoco mucho de todo un Core i7-7700K e incluso superan a los 652 puntos que conseguía el AMD FX-8350 con el doble de núcleos.
No hay duda de que AMD ha dado un paso de gigante en potencia de CPU en sus APUs y también en general con Zen.
PCMARK 10 nos ofrece un resultado de 4.035 Puntos.
Veamos ahora que tal se comporta el Ryzen 5 2400G en tareas que dependan más de potencia gráfica.
En el test 3DMark FireStrike podemos ver que las ganancias de rendimiento que vimos en CPU también se traducen en GPU y el 2400G supera sin problemas el doble de rendimiento de cualquier APU de la pasada generación de AMD, con 3.281 puntos de serie contra los 1.580 que consigue el A10-7850K.
Además, el comportamiento con una gráfica dedicada como la RX560 es también muy bueno y no encontraremos cuello de botella si queremos aumentar el rendimiento con una gráfica dedicada.
El test OPENGL del Cinebench R15 viene a confirmar el salto de rendimiento que se consigue con Raven Ridge (Zen+Vega) y la mejora de OC a la GPU.
En el test de cálculo OPENCL acelerado por GPU de GeekBench 4 obtenemos estos resultados, con overclock, aumentando la GPU hasta 1.500 MHz se nota el aumento de referencia, pero al overclock le dedicaremos su propio espacio más adelante.
3DMark FireStrike Extreme consigue estos rendimientos y esta es la diferencia entre la RX560 y la Vega 11 integrada en el más exigente 3DMark Time Spy.
En el mundo real lo interesante es ver el desempeño que puede tener el Raven Ridge Ryzen 5 2400G en juegos. Las APUs prometían poder olvidarnos de las gráficas dedicadas para aquellos juegos eSport tan de moda, así que hemos probado con dos de los más conocidos como son el League of Legends (LOL) y el DOTA 2.
Estos dos juegos, a resolución Full HD (1920 x 1080 píxeles), con el máximo nivel de detalle posible en las opciones de configuración, funcionan sin ningún problema ni tirón en el Ryzen 5 2400G, en ambos casos con FPS superiores a los 60 y que incluso superan los 140 FPS de media en el LOL.
Hemos probado dos juegos que están teniendo muchísimo éxito últimamente, aunque en este caso sus requisitos son bastante más elevados como el Fornite y el Player Unknown’s Battlegrounds. El primero de ellos se puede jugar a resolución Full HD con detalle medio con una tasa de unos 48 FPS de media, aunque a veces pega algún que otro bajón. Si bajamos a resolución HD (720p) con detalle medio la tasa media ya aumenta hasta los 82 FPS y lo hace mucho más jugable.
El PUBG es un juego donde la optimización brilla por su ausencia donde incluso procesadores con gráficas dedicadas sufren. A 1080p con nivel de detalle bajo el Ryzen 5 2400G consigue unos 38,5 FPS de media con algunos mínimos molestos. Si bajamos a 720p manteniendo el detalle bajo la media sube hasta los 58,4 y ya es bastante más jugable, aunque hay algunas caídas de rendimiento según que zonas. Ya sabíamos que este juego iba a ser duro para esta APU (lo es para sistemas con GPU dedicada), pero queríamos saber hasta donde era capaz.
Finalmente, hemos probado qué tal funciona un SSD NVMe como el Samsung 960 EVO en la plataforma Raven Ridge con estos resultados, donde se puede ver que el SSD puede ofrecer todo su potencial.
En resumen podemos decir que el salto de rendimiento de las APUS Raven Ridge con Zen y Vega respecto de lo que tenía anteriormente en el mercado ha sido espectacular, dándole al concepto de APU el sentido que siempre debió tener, un chip capaz de ofrecer un buen desempeño de procesador con una gráfica integrada potente capaz de mover cualquier tarea multimedia, juegos eSports e incluso juegos más exigentes con calidades y resoluciones más contenidas.
Overclock y temperaturas
En la sección donde hemos pasado los distintos test de rendimiento habréis visto ya algunos resultados con Overclock en el Ryzen 5 2400G.
Las dos APUs Raven Ridge disponibles vienen con el multiplicador desbloqueado y es relativamente sencillo aumentar su frecuencia, tanto de CPU como de GPU, otro tema es que sea estable.
El overclock se puede realizar directamente desde la BIOS o desde la aplicación AMD RYZEN Master, que nos permite aumentar frecuencias sin necesidad de reiniciar (si cambiamos voltaje sí que será necesario un reinicio).
Si realizamos overclock a la CPU y a la GPU a la vez la estabilidad sufre bastante y tendremos que conformarnos con valores más bajos.
No obstante, incluso realizado overclock únicamente a la CPU, al menos con esta placa base, no hemos conseguido sobrepasar los 3.900 MHz de manera estable ni con el disipador de serie ni con una RL de 240 mm, un aumento de 300 MHz respecto de los 3.600 MHz de base. Conseguimos de manera puntual 4.000 MHz, pero a la hora de realizar test de carga en múltiples núcleos no era estable.
El problema es que esos 3.900 MHz ya los alcanza el propio Boost del procesador sin necesidad de overclock en muchas situaciones, o se queda bastante cerca, por lo que la ganancia de rendimiento es marginal y no vale la pena el esfuerzo. Por una parte se agradece que Precisión Boost 2 haga tan bien su trabajo, pero a los entusiastas siempre nos gusta subir de vueltas un procesador.
Las temperaturas que alcanza con tan poco overclock no aumentan de manera representativa, con picos máximos de 77 ºC con el disipador de serie y de 66º con una refrigeración líquida de radiador de 240 mm con overclock, y de 76ºC-64ºC sin overclock.
La parte de la GPU Vega nos deja jugar más con el overclock y podremos alcanzar si mucho problema 1.500 MHz de GPU, un aumento considerable teniendo en cuenta los 1.250 MHz de base que tiene la Vega 11 de serie.
En este caso sí que se nota el overclock y se puede conseguir un extra de rendimiento sin mucho esfuerzo. El único hándicap son las temperaturas, que con OC en la GPU sí que aumentan algo más hasta picos de 86 ºC con disipador de serie.
Análisis y conclusión
Ahora si, ahora una APU puede sustituir perfectamente a un procesador convencional de cuatro núcleos sin hacer ninguna concesión al rendimiento y también cargarse de un plumazo el sentido de las gráficas de gama de entrada.
El salto de rendimiento y la evolución que ha conseguido AMD con Raven Ridge comparándolo con la séptima generación de APUs es brutal. Hablamos de rendimientos que duplican o hasta se acercan a triplicar en potencia de CPU y de GPU y que siguen demostrando que la arquitectura ZEN ha sido todo un acierto que AMD necesitaba tras unos años duros.
En un SoC con un TDP de 65W tenemos procesador y gráfica solvente para un ordenador versátil que pueda realizar tareas de todo tipo, incluyendo reproducción y edición multimedia e incluso juegos.
En el lado contrario podemos mencionar el bajo, por no decir nulo, margen de overclock que tiene el procesador (que no la GPU), donde apenas hemos conseguido alcanzar la velocidad de Boost de serie de 3.900 MHz. Por otro lado, el rendimiento del Ryzen 5 2400G depende también bastante de la velocidad de la memoria DDR4, pasar de 2400 a 3.200 es un salto considerable al no tener memoria integrada y no hay duda que un modelo con su propia memoria HBM 2 integrada sería todo un pelozato, aunque también aumentaría considerablemente el precio.
No hay que olvidar en ningún momento que hablamos de un precio de 159 Euros, una cantidad por la que obtenemos un procesador de 4 núcleos de arquitectura Zen, con 8 hilos de ejecución más que capaz para la gran mayoría de tareas actuales, incluyendo gaming, soporte para gráficas dedicadas y todo lo que podamos pedir a un ordenador moderno y que, encima, nos regala una GPU Vega 11 con la que podremos jugar sin ningún tipo de problema a la mayoría de títulos eSports con resolución FullHD como LOL, DOTA 2, CS:GO, etc. o incluso juegos más exigentes reduciendo el nivel de detalle y la resolución a 720p. Y todo ello con un TDP de 65W.
No hay duda que la evolución que ha conseguido AMD con sus APUs es impresionante, el concepto de APU siempre ha sido muy interesante, pero ahora sí que podemos considerarlo una opción real y una alternativa para disponer de potencia de CPU y gráfica sin necesidad de tarjetas dedicadas. El AMD Ryzen 5 2400G es el perfecto ejemplo de lo que una APU debe ser.
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- Producto: AMD RYZEN 5 2400G
- Fecha: 12/02/2018 14:59:19