Internet es uno de los recursos más valiosos que podemos tener en cuanto a informática se refiere, pues es la fuente de toda la información digital accesible a día de hoy en portales como Wikipedia o webs como esta misma. Asimismo, su estructura se basa en un sistema fácilmente replicable que nos permite crear nuestras propias intranets, algo útil en entornos empresariales donde es más sencillo conectar todos los equipos en red que mover ficheros de forma manual.
Internet funciona mediante multitud de protocolos, englobados bajo el nombre TCP/IP, que nos permite acceder a distintos servicios como serían páginas web, correo electrónico mediante clientes dedicados, transferencia de archivos FTP o P2P, y un sinfín de protocolos que alcanzan el centenar.
El nombre de TCP/IP no es casualidad, y es que TCP responde a Protocolo de Control de Transmisión, mientras que IP responde a Protocolo de Internet, algo que habremos visto en forma de una secuencia de números que nos permite identificar un equipo en la red, así como su ubicación física y demás datos según el proveedor de Internet asociado a dicha dirección IP.
Como ya hemos mencionado en otras ocasiones, Internet también es el punto principal de entrada de malware, de forma que tenemos que estar prevenidos en cuanto a infecciones se refiere, colocando algunas líneas de defensa como serían programas antivirus, copias de seguridad y sentido común a la hora de navegar, un conjunto de medidas que nos aseguran que no sufriremos problemas que puedan comprometer nuestros datos o experiencia en red.
Dicha experiencia también se puede ver enriquecida o empeorada según la forma en que estén montadas las webs que visitemos habitualmente, pues generalmente encontramos webs con una gran cantidad de anuncios molestos que pueden provocar la instalación de una extensión de bloqueo de anuncios, mientras que páginas web con scripts muy pesados en lenguajes como Javascript pueden propiciar un abandono completo de dicha web.
Es por ello que se inventaron lenguajes como HTML5, un lenguaje que nos permite crear webs mucho más ricas en contenido que una web HTML clásica, de forma que podemos crear hasta reproductores de video como fue el caso de Youtube a la hora de abandonar Adobe Flash Player a favor de HTML5.
Esto ha permitido a las páginas web, y en definitiva a los navegadores, exprimir aún más las capacidades del hardware actual, donde anteriormente pensar en un navegador de internet con aceleración por GPU podía parecer una tontería y hoy en día sería una locura desactivar la aceleración gráfica por hardware en navegadores como Chrome, donde su uso mejora la experiencia en páginas con cualquier tipo de animación o incluso video, como sería el ya mencionado caso de Youtube.
Sin duda, Internet ha recorrido un largo camino y no ha hecho más que empezar, pues podemos ver como el almacenamiento y proceso de datos en la nube, así como la proliferación del Internet de las Cosas, marcarán un antes y un después en la forma que tenemos de entender Internet como concepto.