¿Qué son los Hercios en los monitores?
Los monitores son una parte intrínseca de los ordenadores, que ha ido avanzando con los años al igual que las diferentes piezas internas como los procesadores o las tarjetas gráficas, pero de forma mucho más silenciosa, ya que sus avances no se materializaban en grandes mejoras de rendimiento o nuevas características rompedoras.
En lo que han ido avanzando los monitores ha sido en la tecnología y las capacidades de los paneles, mejorando la calidad de imagen, evitando problemas como el ghosting y abaratando poco a poco mayores resoluciones y frecuencias de refresco, especialmente estas últimas con más y más marcas, llegando a valores de 240 o incluso 320 en algunos modelos, pero ¿Qué es exactamente la frecuencia de refresco y como afecta al uso del ordenador?
La frecuencia de refresco es la velocidad a la pantalla refresca su contenido cada segundo, la cual se mide en Hercios, o lo que es lo mismo, en el número de veces que puede cambiar el contenido de la pantalla (ciclos) cada segundo. Una frecuencia de refresco alta significará que nuestro monitor cambiará de imagen más rápidamente, dando una mayor sensación de fluidez, aunque el debate está abierto entre si compensa comprar un monitor con muchos hercios o si es capaz el ojo de notar la diferencia a altas tasas de refresco como 300 o más hercios.
¿Qué mejoras supone tener un monitor con más Hz?
Como ya hemos dicho, los hercios son una característica que va ligada a los monitores, más concretamente a su panel, que será el que mostrará la imagen de diferente manera dependiendo del número de hercios que tenga y del contenido que se esté mostrando, ya que la experiencia no será la misma al mostrar un videojuego que un documento de texto.
Existen monitores con un gran rango de frecuencias de refresco, siendo la más común la de 60 Hz, que encontraremos en los monitores más básicos del mercado y sobre todo era la más común en monitores antiguos. Pero aparte de esos, existen monitores con valores más altos como pueden ser 120 Hz, 144 Hz, 240 Hz o incluso valores por encima de los 300 Hz. Entonces podemos preguntarnos: ¿Qué diferencia veremos entre unos valores y otros? Pues como hemos comentado anteriormente, dependerá del uso que le demos al monitor:
En "Gaming" la diferencia será muy notable, principalmente porque cuantos más hercios tengamos en el monitor, más imágenes se mostrarán en él y, por tanto, más fluida se verá la imagen que genere nuestra tarjeta gráfica. Especialmente en juegos con movimientos bruscos y mucha acción, la diferencia se notará mucho más, porque esos movimientos rápidos se verán más naturales y detallados, pudiendo marcar la diferencia a la hora de apuntar o reaccionar a los enemigos. Aunque no debemos olvidarnos de que para poder disfrutar de las altas frecuencias de refresco necesitaremos al menos un ordenador capaz de generar los mismos o más fotogramas por segundo en el juego, como veremos a continuación.
Si al monitor le damos un uso de ofimática, los hercios extras se notarán mucho menos, entre otras cosas porque no habrá movimientos rápidos, por lo que la única diferencia que notaremos es que al hacer “scroll” por las páginas web o mover el ratón la experiencia será más fluida.
Si vamos a usar el monitor para ver video, notaremos la diferencia en hercios siempre y cuando reproduzcamos un video que cuente con tasas de fotogramas altas, lo cual no es demasiado común, con servicios como Netflix, YouTube o Prime Vídeo priorizando la calidad y la resolución antes que los videos con muchos fotogramas por segundo.
La relación entre los FPS y los Hz
La relación entre hercios y fotogramas por segundo es una de las claves que tenemos que entender para saber cómo influyen en los monitores y en la experiencia de uso en general, ya que como introducíamos anteriormente, la relación es directa, siendo los FPS el número de fotogramas que genera el ordenador y los hercios el número de fotogramas que estará mostrando la pantalla.
Dada esa relación podemos pensar que siempre nos interesará tener los FPS y los HZ de nuestro monitor en una relación 1:1, o lo que es lo mismo, que sus valores coincidan, ya que así aprovecharemos al máximo la potencia que puede ofrecernos nuestro ordenador. Pero eso no siempre será así, puesto que los FPS variarán según la situación, pudiendo hacer que caigan por debajo de la frecuencia de refresco de nuestro monitor. O puede pasar también que nuestro ordenador genere más FPS que la frecuencia de refresco de nuestra pantalla, haciéndonos desperdiciar rendimiento.
Para solucionar ese problema se desarrollaron varias tecnologías para comunicar los monitores y las tarjetas gráficas y que así se pusieran poner de acuerdo en el número de fotogramas que generar y mostrar para así evitar perder rendimiento y a la vez si no llega el rendimiento a la máxima frecuencia de refresco reducir el número de hercios de la pantalla para mostrar los FPS que salgan de la gráfica. Pero es que además, a todo eso, también arreglaran problemas gráficos que puedan venir por desincronización de imagen como pueden ser el “tearing” o el parpadeo, mejorando así la experiencia de juego en todos los niveles de frecuencia de refresco.
Tecnologias de Hz variables
Existen varias tecnologías de sincronización de fotogramas para así igualar la salida de la gráfica a la frecuencia de refresco de nuestro ordenador, siendo las más veteranas y famosas las desarrolladas por los propios fabricantes de las tarjetas gráficas, las cuales son Freesync en el caso de AMD y G-Sync en el caso de NVIDIA.
Estas tecnologías se han ido desarrollando con los años, y a pesar de estar limitadas a solo las tarjetas de cada marca, con el tiempo se fueron abriendo, permitiendo a los usuarios de NVIDIA usar el Freesync en monitores compatibles a partir de las gráficas de la serie GTX 1000, ya que la tecnología de AMD era mucho más popular que el G-Sync de NVIDIA debido a su bajo coste de implementación en los monitores, haciendo que fuera soportada en la gran mayoría de productos del mercado a lo largo de las diferentes gamas. Además, estas tecnologías han sufrido varias actualizaciones, con el Freesync contando con una versión 2.0 y varios niveles dependiendo de sus características.
Pero aparte de estas tecnologías, también hay otras alternativas libres que consiguen efectos similares, como el Adaptative Sync de VESA, que es una característica opcional de los conectores Display Port o el VRR (Variable Refresh Rate) de los conectores HDMI.
Algo común a todas estas tecnologías es que tendremos que verificar la compatibilidad de nuestro monitor y nuestra tarjeta gráfica para poder aprovecharlas, ya que no todos los monitores podrán funcionar con todas las gráficas, ya sea por marca, tecnología o por el puerto y la versión del mismo que usemos para conectar ambos.
No solo necesitaremos un monitor con muchos Hz para disfrutarlos
Así pues, como hemos podido ver, cuando se habla de Hercios y monitores se suele referir a su frecuencia de refresco, la cual se relaciona con los fotogramas que envíe nuestro ordenador según la tecnología de sincronización que usemos.
Por eso, aunque sea necesario tener un buen monitor con muchos hercios, también será necesario un buen ordenador con una potencia acorde para generar los fotogramas que se mostrarán, lo cual es cada vez más fácil con los procesadores de alta velocidad y con las tarjetas gráficas de gran potencia como las últimas tarjetas de AMD o las nuevas y super potentes RTX 4000 de NVIDIA como la RTX 4090 y con las tecnologías que incorporan como pueden ser DLSS, FSR o similares, que serán capaces de aumentar aún más el rendimiento de la tarjeta gráfica con inteligencia artificial, lo cual es especialmente útil si queremos jugar no solo a muchos hercios sino también a muchos píxeles.
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