Prácticamente mes y medio hace ya desde que Trump tomó la decisión de banear al gigante chino de la telefonía móvil Huawei, justificándolo en una presunta trama de espionaje. El resultado fue introducir a Huawei en la lista de empresas que el gobierno de Estados Unidos considera que contribuyen a mermar la economía del país.
La adhesión a dicha lista supone que ninguna empresa estadounidense puede hacer negocios con Huawei, empresas tales como Qualcomm, Intel y sobre todo Google no pueden venderle sus productos y servicios. Las consecuencias son tan graves como no poder usar el sistema operativo Android con todos sus servicios en sus terminales, no poder montar los SoCs de Qualcomm en sus terminales de gama media ni los procesadores Intel en sus portátiles. La presión del gobierno estadounidense supuso que se extendiera el baneo a empresas extranjeras como ARM.
No obstante, parece ser que la pesadilla para Huawei está a punto de terminar. Aprovechando la cumbre del G20 en Japón, Donald Trump y el presidente de China Xi Jinping se han reunido para tratar diversos temas y el mandamás estadounidense ha declarado que “las empresas estadounidenses pueden vender su equipamiento a Huawei” y que “no un gran riesgo de emergencia nacional”.
Según los expertos la retirada del baneo a Huawei, borrándolos de la lista de empresas del gobierno estadounidense que impide que hagan negocios con ellas, es inminente.
Resulta evidente que este incidente ha estropeado seriamente la imagen de Huawei a nivel global y con toda probabilidad tendrá consecuencias en su cuota de mercado. No obstante, seguro que sus empleados y sus fans respiran aliviados al ver que la compañía puede volver a hacer negocios con sus socios americanos con total normalidad.
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