La fuente de alimentación es el corazón del equipo, pues es el componente que proporciona el suministro eléctrico de forma precisa y segura a los distintos componentes del equipo, todo ello con una serie de características a tener en cuenta y que nos sirven a clasificar cada fuente de alimentación como serían la potencia total, su arquitectura interna, su eficiencia o su refrigeración.
Las fuentes de alimentación AT/LPX anteriores al año 1995 hacen uso de una arquitectura y conexiones distintas, donde la conexión a la placa base se hacía mediante dos conectores, y el encendido del equipo era puramente eléctrico, por lo que el sistema operativo no tenía control alguno sobre esto.
A partir de este año, las primeras fuentes ATX llegaban al mercado con un conector de 20 pines para la placa base y un diseño interno que priorizaba el suministro de 5 voltios, mientras que conforme los requisitos de potencia tanto para los procesadores como para las tarjetas gráficas fueron cambiando y se acabó priorizando el rail de 12 voltios, se adoptaron tanto un conector de 24 pines para la placa base como conectores de 4 y 8 pines para el procesador, así como de 6 y 8 pines para las tarjetas de expansión PCI-Express, cuyos consumos han alcanzado a superar los 500W.
Asimismo los requisitos de eficiencia se han ido incrementando, hasta el punto de tener un sistema de categorización con la denominación 80 Plus. Esta escala establece varios niveles, los cuales son White, Bronze, Silver, Gold, Platinum y Titanium, siendo el nivel White el más básico con una eficiencia mínima del 80% a cualquier nivel de carga, y el Titanium el más avanzado con eficiencias mínimas de entre el 91 y el 96% según el nivel de carga.
No es extraño encontrar fuentes de alimentación de alta eficiencia donde su refrigeración está constituida por un sistema semipasivo o completamente pasivo, donde el primero permite apagar el ventilador por debajo de cierto nivel de carga y/o temperatura, mientras que el segundo confía toda su refrigeración al bajo nivel de calor emitido y a un disipador externo que suele formar parte de la propia carcasa de la fuente de alimentación.
El diseño del cableado de las fuentes de alimentación también ha ido avanzando, pasando de un cableado cuanto menos austero a tener unidades con cables modulares que pueden incluso ser planos para mejorar la gestión del cableado en el interior del equipo, así como mallados para el cable principal de 24 pines e incluso características estéticas como fundas de nylon a juego con el esquema de color del sistema.
Por ultimo pero no menos importante, la calidad actual de las fuentes de alimentación ha alcanzado un punto donde podemos encontrar protecciones de todo tipo, entre las cuales podemos encontrar protecciones contra cortocircuito, monitorización externa de voltaje, sobrecarga y sobre temperatura, protecciones que cada fabricante decide implementar, y que finalmente deciden la calidad y la seguridad de cada fuente de alimentación, donde una unidad de mala calidad puede jugarnos una muy mala pasada en caso de problemas como una avería o una tormenta.