Cualquier equipo que cuente con la capacidad de ejecutar código o gestionar cualquier tipo de dato, necesita un espacio rápido donde almacenar esos datos dependiendo de su importancia. Es por ello que existen las memorias caché en el interior de los procesadores, pero debido a su coste extremadamente alto, la memoria RAM es un punto clave intermedio entre la velocidad de la memoria caché y el precio de un disco duro tradicional.
Cuanto más importante sea un tipo específico de dato, más rápida será la memoria en la que se encuentre almacenado dicho dato, de forma que generalmente encontramos en la memoria RAM datos de gran volumen que se estén usando activamente o que se sepa que se van a reutilizar, de forma que no se deban cargar de nuevo del disco duro, el almacenamiento más lento.
La categorización de la memoria RAM es algo compleja, pudiéndolas separar principalmente entre SRAM y DRAM, y dentro de la memoria DRAM encontraríamos los principales tipos de memoria RAM tal y como los conocemos, como fueron en su dia la EDO RAM, pasando por RAMBUS y finalmente, memorias SDR y DDR en sus distintas versiones.
La principal innovación de la memoria DDR es que podía enviar el doble de datos que su equivalente en SDR gracias a que los datos se transmiten dos veces por cada ciclo de reloj. Es por ello que cuando analizamos una memoria DDR, vemos como la frecuencia efectiva es el doble de la frecuencia real, es decir, una memoria DDR4 con una frecuencia efectiva de 3200MHz funciona realmente a 1600MHz, que es la frecuencia real.
Los años han jugado un papel importante en todos los aspectos de estas memorias, pues si bien hace unos años las memorias DDR a 500MHz ya se consideraban modelos extremadamente rápidos, hoy en día es así para modelos de memoria DDR4 con frecuencias de hasta 4933MHz, amén de los resultados de overclock que se pueden obtener hoy en día con dichas memorias.
Parte de ello llega también gracias a la mejorada eficiencia de los nuevos chips de memoria, donde el voltaje de funcionamiento es mucho menor y, con ello, la energía disipada en forma de calor, de forma que es mucho más sencillo aumentar la frecuencia de nuestras memorias RAM de forma sustancial sin sufrir problemas a corto plazo debido a altas temperaturas u otros problemas. A efectos de comparación, un módulo DDR funcionaba a un voltaje de unos 2.5V, mientras que los actuales módulos de memoria DDR4 pueden funcionar a voltajes tan bajos como 1.05V.
A día de hoy aun no existen módulos de memoria RAM DDR5 en el mercado, pero ya se conoce de marcas que tienen dichos módulos en desarrollo, gracias también a las empresas que han creado los kits de validación necesarios para acelerar el desarrollo de las mismas, de las cuales se espera, de nuevo, mayor rendimiento y eficiencia a costa de un voltaje menor y mayores frecuencias, además de nuevas tecnologías en materia de fabricación de chips como sería una litografía con un proceso mucho menor como serían 7 o 5 nanómetros.