El pasado mes de septiembre, la compañía desarrolladora del motor gráfico Unity, con su mismo nombre, puso en pie de guerra a muchos usuarios de la versión gratuita de su motor gráfico por introducir cambios en sus condiciones y añadir una tarifa por cada juego instalado.
Si bien estos cambios afectaban, sobre todo, a aquellos desarrolladores que se aprovechaban la versión Unity Personal (orientada hacia usos personales y no comerciales, o con pocos ingresos) para juegos con cierto éxito e ingresos, y que no habían pasado a las versiones profesionales, el ruido que generaron en las redes hizo que la compañía diera marcha atrás.
Parece que esto no ha sido suficiente, y es su CEO, John Riccitiello, el que ha renunciado a su cargo. Riccitiello es también Presidente de la compañía y miembro de la junta de dirección, puestos que también abandonará y que serán ejercidos por James M. Whitehurst de manera provisional e interina hasta que se nombre a un nuevo CEO y presidente.
Bajo su mando, Unity ha crecido como motor gráfico, rivalizando con otros grandes de la industria como Unreal Engine. A pesar de las últimas polémicas, se espera un crecimiento de un 70% de ingresos este año.
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