Parece ser que los sistemas de Google se han encontrado con un curioso falso positivo, y es que a diferencia de lo que la mayoría de gente podría esperarse, según los sistemas de detección de copyright de Google Drive, el número 1 está protegido por las leyes de Copyright. A raíz de ello, se han aplicado restricciones al propietario de este archivo de forma automática.
Esto se puede ver en el tweet bajo estas líneas, y en general, muestra como toda una cadena de sucesos ha salido lo suficientemente mal para hacer que Google esté incluso en contraposición del artículo 22 de la GDPR, según la interpretación que se haga del texto, además de impedir cualquier tipo de apelación.
Dicha norma indica que el usuario tiene el derecho a no estar sujeto a una decisión basada únicamente en un proceso automático que puede producir efectos legales o, en cualquier caso, afecte significativamente al usuario.
Es de esperar que Google corrija este fallo lo antes posible, pero, en cualquier caso, queda claro que la seriedad con la que las grandes empresas se están tomando la GDPR no es la que muchos usuarios esperarían, especialmente con la mayor atención que paginas web comparativamente pequeñas le han prestado a la regulación europea en cuestión.
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